Algo que nos incumbe a los Historiadores son los documentales, los históricos obviamente pero incluso para valorar uno que capture el momento presente o si pretenden realizar uno no hace falta ser un cineasta completamente sino tener la voluntad de querer documentar un aspecto de la realidad e historizarlo por eso recordemos alguno que hayamos visto de historia oral de algún acontecimiento de relevancia no tan lejos en el tiempo y sabrán entenderme a que me refiero. Aunque no existe una fórmula para saber hacer un documental perfecto siempre van a existir ciertas reglas o consejos a tener en cuenta al momento de desear rodar uno.
Los chicos de Little White Lies, a raíz del festival de cine de no ficción "Sheffield Doc/Fest" nos proponen sus ocho pautas para hacerlo, aquí van:
1. Invierte en un trípode
La gran pantalla puede ser implacable, y es sorprendente cómo la fe de muchos cineastas en sus (a veces fascinantes) sujetos les lleva a abandonar o a mostrar desinteres por las cuestiones de composición o estéticas. Por supuesto, hay películas que se ruedan al momento, cubriendo eventos mientras suceden y estas preocupaciones son poco prácticas, además de darle un toque de verosimilitud (cámara temblorosa = documental =real), algo que Hollywood ha utilizado hasta la nausea. Pero cuando estás rodando una entrevista sin balas silbando alrededor tuyo, como la que abre el documental “Drill Baby Drill” de Lech Kowalski, no hay excusa para grabarla como si estuvieras haciendo un cásting para ser el director de la segunda unidad de una película de Call of Duty.
En el otro lado del espectro nos encontramos el exquisito documental "Survival Prayer" de Benjamin Greené. Delineando la existencia diaria de una de las últimas comunidades Haida en un archipiélago de Canadá, el film de Greené tiene un dulce poder. Compuesta con unos impresionantes planos introductorios, es un trabajo para fundirse en él.
2. Respeta al sujeto
Puedes pensar que un cineasta será protector con el sujeto del documental en el que ha invertido tanto tiempo, y afortunadamente, este suele ser el caso. Pero por supuesto, no siempre les tiene que gustar la persona que es el corazón de su película, como dejó claro Samantha Grant en una rueda de preguntas y respuestas de su película, “A Fragile Trust: Plagiarism, Power and Jayson Blair at the NY Times". De todas maneras, si estás haciendo un documental sobre un esquizofrenico paranoide al borde de la recuperación y aterrorizado por una recaída, seguro que hay una manera mejor de sacarlo adelante que hacerles recordar sus momentos más oscuros para beneficio de reconstrucciones que crees que deberían salir en tu película.
El director de "NRC: Not Criminally Responsible" no pensaba lo mismo. Sean Clifton había pasado años en un psiquiátrico forense para que el demonio se le apareciera y le dijera que apuñalara a la chica más guapa que viera. El film de John Kastner muestra el proceso de rehabilitación y su entrada a una casa de recuperación acompañando al asesino paranoico. Está claro que el principal objetivo de Kastner era la película que estaba haciendo, donde la cámara parece que sea una espina clavada en el proceso de recuperación.
3. Encuentra un punto focal
"The Devil’s Arse", un hit en Sundance, trataba el desastroso intento de alcanzar el pico K2 por parte de 11 alpinistas que acabaron perdiendo la vida. Magníficamente rodada por el director de fotografía Robbie Ryan, el director Nick Ryan manejó los golpes narrativos con entusiasmo, comunicando un sentido lúcido de la geografía de la montaña y cada estancia trágica de la expedición. Tuvo menos éxito en encontrar un hilo conductor con los personajes para mantener la narrativa. Mientras que todos los alpinistas son introducidos y sus relaciones establecidas, acabó siendo un cásting demasiado grande para que pudiera manejarlo, y al final su sentido del nacionalismo acabó destacando por encima de todos al alpinista irlandés, Ger McDonell.
Un buen trabajo en este sentido fue el de Walter Murch (responsable del diseño de sonido y la edición de “El Padrino”, “Apocalypse Now”) junto con el director Mark Levinson, presentando “Particle Fever”. Este coherente y enorme retrato del Acelerador de Partículas y la búsqueda del Bosón de Higgs fue construida a partir de 450 horas de material en sucio. El acierto de Murch fue centrar todo el material en el drama de la búsqueda de los físicos, ofreciendo explicaciones y tensión a proporciones iguales.
4. Escoge con cuidado a tu sujeto
El gran director japonés, Shohei Imamura mostró la importancia de buscar con ahínco los sujetos adecuados para tu documental. En su documental para televisión, “In search of Unreturned Soldiers”, Imamura obtuvo entrevistas realmente sinceras de ex-combatientes de la Guerra del Pacífico. En el primer episodio, donde se cabrea explorando Malasia en busca de un sujeto, concentrándose mayormente en su búsqueda, en cambio con el segundo encuentro en Tailandia lograba compensarlo. Mientras los tres soldados se cuestionan el precio de su brutalidad entre grandes cantidades de sake, las tensiones empiezan a aumentar mientras se van soltando. La película demuestra un penetrante percepción de una cultura de mentalidad cerrada, y es bastante increíble que estuviera realizada para emitir en televisión hace más de treinta años.
En cambio, no podemos más que sentir pena por el director Vikram Jaytani, cuyo film, “The Secret Live of Uri Geller” parecía ser más prometedor de lo que acabó siendo. En una entrevista, Geller afirmó lo que la película acabó siendo: un ejercicio de redundancia donde Geller no responde ninguna cuestión acerca de su carrera en el Mossad y la CIA. Si Jayanti lo hubiera hecho bien, uno podría sentir simpatía hacia Geller y su evasiva a responder preguntas. Pero al final, intencionalmente o no, lo único que queda es un retrato de un hombre desesperado por la fama y la aprobación, obsesionado con la seguridad y que solo se refiere a si mismo en tercera persona. Sin duda, hay un film fascinante que está esperando a hacerse sobre Geller, pero sin duda este no lo es. Y si algún día se hace, es poco probable que venga con la aprobación de un hombre que la única pregunta que contestó directamente en noventa minutos fue: “Todo lo que puedo decir es que después del 9 de septiembre fui reactivado por un hombre llamado Ron”.
5. Integra tu banda sonora
El mejor ejemplo de integración de banda sonora en el festival acabó resultando ser el mejor trabajo del festival. "The Stuart Hall Project" de John Akomfrah introduce la música de Miles Davis, el compositor favorito del director, en el orden cronológico en la que la compuso. Una masterclass en la mezcla de forma y contenido.
6. No impongas una agenda
Los documentalistas tienen las mismas herramientas a su disposición que aquellos que hacen películas narrativas, solo tienen que tener más cuidado en cómo usarlas. La música siempre ha sido una buena manera de manipular el tono de las imágenes, si pones una música vivaz y otra ominosa en una escena, la misma pieza de película puede cambiar totalmente de significado.Pese a que el trabajo de un documental sigue siendo conectar con la audiencia, existe una linea muy delgada entre ensalzar el significado de una escena y alterarlo para satisfacer a una agenda pre-impuesta. Es de particular importancia cuando el sujeto puede hablar por si mismo, como el documental de Gabriela Cowperthwaite, "Blackfish".
7. Inspira, no des lecciones
A nadie le gusta que le hablen con condescendencia. A nadie le gusta que le den lecciones. Hay cierto tipo de documental, muchas veces hechos para televisión, que no solo esperan hacer ver un problema si no cambiar el punto de vista de los espectadores. Es particularmente complicado equilibrar la involucración y la persuasión desde el principio.
8. La forma importa
Uno de los documentales más irritantes que se proyectaron en el festival fue "The Murder Workers" de Jessie Versluy. No fue irritante por las razones que hemos expuesto antes, si no porque representaba una gran oportunidad perdida. El cineasta tenía acceso a un increíble equipo de trabajadores que asisten a víctimas para el National Homicide Service, que trabajan mano a mano con las víctimas de asesinato en Gran Bretaña. Pero el film estaba construido y narrado como si fuera un documental de televisión. Podría haber sido una experiencia muy angustia, pero a pesar de su falta de originalidad en términos de construcción o montaje, a pesar del sensible retrato de sus protagonistas, era tan frustrante que conmovía.
Por otro lado tenemos la soberbia "The Act of Killing", un tour de force de la cinematografía que se llevó el premio máximo en el Doc/Fest's. Oppenheimer, su director, coge todas las reglas del documental y las tira por la ventana, por un lado arrastrando una pieza de historia internacionalmente desconocida y poniendola en el punto de mira mientras los otros reflexionan sobre nuestra relación con el cine desde los dos lados de la lente.
Espero les sean útiles.
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